Yeah,
elegí un peso pesado como primera entrada y el título lo dice todo, es decir
muchas veces vemos que es el Diablo quien nos hace jugarretas para quedarse con
nuestra alma (previa firma del contrato) pero con Dios es otra historia.
Es
decir si hacemos el bien y no esperamos nada a cambio, es decir somos buenos por
que esta en nosotros y no por aparentar (aquí se les llama ingenuos o confiados
pero eso solo son sutilezas) la gente los identifica y los pone como modelo a
seguir y muchas veces como sucede en esta historia: los premia.
Pero
que pasa cuando queremos ganar algo por nuestras acciones, es decir soy bueno
pero que hay para mí al final… bueno nuestro protagonista no busco mejor forma
de dejar eso sentado que escribiendo un contrato, uno que probara su fe y de
paso le sirva como salvoconducto por si algo pasara en el camino…
Hasta
allí, el autor sienta la premisa principal de la historia, no es nuestra fe
como un contrato que dicta nuestras acciones? es meritorio esperar algo a
cambio pese a que no esta escrito en ninguna parte?
Bueno,
esta clase de juicios se los dejo como reflexión y como enganche para que
disfruten esta genial historia.
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